- Por Eleonora Arioli
Balenciaga nació en Guetaria, (en euskera, Getaria) una localidad de la provincia de Guipúzcoa. Pueblo costero, es un destino turístico habitual dentro del País Vasco. El padre de Cristóbal, que fue pescador, murió cuando el pequeño tenía 11 años, eso hizo que su madre se hiciera cargo de la economía doméstica y se dedicara a coser para sacar adelante a la familia. Este hecho permitió al pequeño de cinco hermanos, familiarizarse con la costura desde una edad muy temprana.
Siendo un adolescente, conoció a la marquesa de Casa Torres, abuela de la Reina Fabiola de Bélgica, quien se convertiría en su mecenas. Se formó en algunos de los establecimientos más prestigiosos de San Sebastián. Por aquel entonces, la capital guipuzcoana se convirtió en un lugar de vacaciones bastante popular entre la monarquía y las clases altas españolas y europeas. Eso hizo que Balenciaga pudiera familiarizarse con determinados formas y modos de vida a los que no habría tenido acceso de otra forma.
En 1917 decidió a abrir su taller, con la ayuda de su hermana y, fue ganando un prestigio que le reportó clientela procedente de la alta aristocracia y la realeza y le permitió expandir el negocio creando un segundo taller, Eisa, en honor a su madre. En 1924, ante las buenas perspectivas del negocio, abre su primera tienda en Madrid y un año después, se instala en Barcelona.
Simpatizante del gobierno de la II República, se exilió a París tras el estallido de la Guerra Civil. En 1937, presentó su primera colección en España y el éxito fue fulminante. Sus creaciones, basadas en la comodidad, la pureza de líneas, la reinterpretación de la tradición española y en el desarrollo de los volúmenes, marcarán la moda entre los años 40 y hasta mayo del 68, cuando la Alta Costura empieza a perder peso en favor del prêt-à-porter. Ese año decide cerrar y volver a España donde muere en 1972.
Cuatro años después de su retirada, aceptó el encargo de diseñar el vestido de novia de Carmen Martínez-Bordiú, hija de una de sus clientas más importantes, Carmen Franco y Polo, nieta del general Francisco Franco. Fue su última obra.
Puntual y metódico, en sus talleres reinaba el silencio. Sus obras, forman parte de las colecciones más prestigiosas y se han expuesto en los principales museos del mundo, desde el Metropolitan Museum de Nueva York , a la Fundación de Moda de Tokio o el Museo del Tejido de Lyon. En 2011 se inauguró el Museo Cristóbal Balenciaga en Guetaria, su ciudad natal, a modo de homenaje.
Christian Dior lo llamó el “maestro de todos nosotros”.