El barrio de San Telmo, uno de los nuevos polos gastronómicos, tiene una joya oculta entre sus pintorescas calles: a metros de su icónico mercado, abrió sus puertas Atis, un bar con una terraza escondida rodeada por más de 500 plantas y arquitectura con cientos de años de antigüedad.
El edificio, que data de 1890, albergaba un convento jesuita de habitaciones pequeñas y espacios comunes amplios que se comunicaban entre sí por medio de pasillos, escaleras y patios abiertos. Tras la epidemia de fiebre amarilla, el barrio de San Telmo se fue transformando y el convento se convirtió en una residencia de inmigrantes.
A través de los años, la enorme casona sobre la calle Perú tuvo muchos otros usos: desde un hostel a restaurantes y feria de artesanos, luthiers y diseñadores. Ahora está en manos de Francisco Valiente, titular de la cooperativa que abrió Atis Bar.
Atis abrió en plena pandemia. Empezó con un formato más pequeño en la planta baja y, con los meses y la apertura de las restricciones y protocolos, se fueron habilitando otros salones, como su espectacular terraza o el jardín de invierno.
El bar está abierto de 10 a 23 y se puede desayunar, merendar, almorzar y cenar, con un menú muy clásico y a precios accesibles o tomar una cerveza artesanal. Todo, en distintos rincones al aire libre rodeados de muchas plantas.
«Es un sueño que tenía. Encontré este lugar y me sorprendió mucho. Charlé con el propietario, para contarle lo que tenía pensado. Hice 8 bares en Capital Federal pero este es uno de los más lindos. Es un jardín soñado y se llama Atis, que es el hijo de una diosa griega relacionado a la vegetación», contó Valiente en declaraciones radiales.
Fuente El Cronista