Hay tres niveles de intensidad para medir las turbulencias. La leve se produce cuando el avión se somete a movimientos ligeros y supone un poco de tensión contra el cinturón de seguridad, pero permite que continúe el servicio de comidas, por ejemplo. La moderada sucede cuando la aeronave experimenta movimientos perceptibles. En este caso, los auxiliares de vuelo deben ocupar sus asientos, y si hay elementos que no estén asegurados se soltarán. Por último, la severa tiene lugar cuando el avión se mueve de forma brusca. Es más fuerte que la gravedad y, si los pasajeros no tienen puesto el cinturón de seguridad, serán sacudidos dentro de la cabina y podrán sufrir lesiones. El aumento de turbulencias en el futuro no hará que volar sea menos seguro, porque los aviones están diseñados para tolerar niveles nunca antes registrados. Sin embargo, existen maneras de minimizar el riesgo de sufrir lesiones a causa de este fenómeno. La principal es muy simple, mantener el cinturón de seguridad abrochado durante todo el vuelo, sobre todo en el despegue, el aterrizaje y cuando la señal esté encendida. También hay que asegurar los objetos personales, tanto en el maletero como debajo del asiento. ]]>
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