Salto Encantado ofrece propuestas nocturnas que varían con gastronomía, música, paseos guiados y avistamientos, entre otras. La iniciativa, apta para mayores de 10 años invita a los presentes a vivir la experiencia de escuchar sonidos y sentir aromas nocturnos, ingresando al predio antes de que caiga el sol hasta antes de la medianoche. La recorrida es por miradores y senderos en deck, con vistas al salto, en donde se podrán percibir los sonidos nocturnos, acompañados por la luna creciente. En cada parada, el guía relatará particularidades de la selva, leyendas y mitos. «La bienvenida consiste en una degustación de masas finas, budín regional, reviro, acompañado de tés, mate cocido, mate cocido o café a elección», señalaron y anticiparon que para el menú habrá dos opciones. «La primera consiste en un ojo de bife grill con chutney de quinotos y maracuyá, hojas verdes y papas rústicas a la provenzal, mientras que la segunda opción se compone de vegetales arrollados con chutney de quinotos y maracuyá, hojas verdes y papas rústicas a la provenzal. De postre, alfajor de maní con helado regional y salsa de chocolate caliente», detallaron. Por ultimo, siempre se les pide a los visitantes traigan «abrigos, calzados cómodos y cerrados, y repelentes de insectos. Y se destaca la necesidad de ser puntuales para poder cumplir con el ritmo de la naturaleza. En caso de lluvia, la actividad se reprograma». El valor de la entrada es de $ 6.700 por persona e incluye recepción gastronómica, menú en dos pasos y paseo nocturno a cargo de guías locales matriculados. Un parque con leyenda guaraní El Parque Provincia Salto Encantado es un área protegida de 13.227 hectáreas, conservando una gran porción de Selva Misionera junto con su flora, fauna y cursos de agua, siendo el arroyo Cuñá Pirú el que permite la caída del salto, siendo el más alto, pero no el único, ya que dentro del área existen cuatro cascadas de menor tamaño a las que se accede a través de senderos agrestes, y además cuenta con un amplio parquizado. La leyenda sobre su origen relata la tragedia de amor inspirada en el seno de la comunidad aborigen guaraní que pobló el Valle del Cuñá Pirú, donde habitaban en el gran valle dos tribus enemigas. El cacique de una de ellas, Aguará (Zorro), tenía una bella hija llamada Yate-í (dulce), mientras que el de la otra tribu se llamaba Yurumí (Oso hormiguero), cuyo hijo Cabure-í (pequeño Búho), era un excelente cazador y guerrero. Quiso el destino que los jóvenes se conocieran durante una cacería y naciera el amor. Sus padres no lo admitieron y su odio estalló en una gran batalla. Durante la lucha Yate-í lloró al ver morir a su padre y sus lágrimas, al tocar el suelo, se iban transformando en pequeños hilos de agua. Cabure-í al observarla dejó las armas y corrió para compartir su dolor, y en ese instante, cientos de flechas de ambos bandos abatieron a los jóvenes y Tupá (Dios de la Naturaleza) hizo que de las lágrimas caídas de Yate-í se formara un arroyo, y con truenos y rayos la tierra se abriera, cobijando a los enamorados muertos. En ese lugar las aguas del arroyo cayeron, formando entonces el salto. En memoria de sus hijos, las tribus jamás volvieron a pelear. TELAM]]>
Últimas noticias
- Villarino: dos parques termales ofrecen agua hipermarina con facultades relajantes
- En diciembre llegan varias celebraciones
- Fito Páez ya tiene circuito turístico en Rosario con diez sitios que marcaron su vida
- San Rafael será escenario de la travesía «Vuelta de los 7 Lagos»
- Llegaron a la Quebrada de Humahuaca los vagones del nuevo tren turístico solar
- Estos son los ocho restaurantes argentinos elegidos entre los 50 mejores de América Latina
- Las excursiones más elegidas por los argentinos para hacer en el exterior
- Postulan a La Payunia como Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco